Casi nueve meses preparándote para el parto y el posparto, y sorprendentemente casi nadie te cuenta NADA de la lactancia. ¿Qué pensaba yo? Pues que esto sería coser y cantar, al fin y al cabo lo hace todo el mundo. Vamos, que me lo imaginaba tal cual una vaca dando de mamar a sus terneros, sale el ternero, te lo ponen en la teta, y ya está hecho: A comer!. Y esto mirándonos con amor la una a la otra, claro. Pues no. Nada más lejos de la realidad, al menos para mi y para mucha otra gente con la que día tras día iba hablando.
Yo dejé la lactancia a los 15 día de llegar del hospital. Me dolía tanto todo que no podía ni coger a mi bebé. En el hospital pregunté una y mil veces a las matronas si lo hacía bien, si estaba bien colocada, si ella chupaba con afición, etc. Todo lo que se me iba ocurriendo. La primera noche BB estuvo llorando-comiendo-llorando hasta las cinco de la mañana, lo normal para un recién nacido, vamos. Pero claro, como mamá primeriza yo no sabía nada y me agobiaba que estuviese pasando hambre. El caso es que yo me la ponía al pecho, ella daba dos o tres chupaditas y se sobaba. La quitaba y a lloriquear. Al final apareció una enfermera que me dijo que se la levaba un rato a ver si la tranquilizaba, que yo descansase un poquito. Como ya me habían advertido acerca de las enfermeras-que-dan-bibes-de-apoyo mandé a mi novio a controlar. Yo caí rota en cuanto salieron de la habitación y hasta bien entrada la mañana no amanecí. Y me desperté extrañada porque allí no se oía llorar a nadie. Miré en la cuna y ahí estaba BB como un cesto. Qué raro. Mi novio se despertó y me confesó que la enfermera le había dado no uno, sino tres biberones que había engullido como una loca. Yo me disgusté mucho, si algo me habían dejado claro es que "si quieres una lactancia exitosa no le des biberón de apoyo". Primera regla de oro contravenida.
Llegamos a casa y empezaron is verdaderos problemas. Me salieron grietas. Fui a mi matrona a decírselo y me dijo que eso era un problema de colocación. Cogió a la niña y me la enchufó. Decía que la niña se agarraba bien pero que abría muy poco la boca y que la postura estaba bien. Pero las grietas seguían ahí, cada día más grandes y cada día más sangre y más dolor. Una tarde BB vomitó sangre. Susto. A urgencias. No es nada, es la sangre de las grietas. Espera que llamo al ginecólogo que te diga lo que tienes que hacer. El ginecólogo no viene pero dice que te saques leche con el sacaleches un día, que luego estés otro con pezoneras y luego lo vuelvas a intentar, y mientras tanto suplementas con biberones que no va a dejar de cogerte el pecho por eso.
Hago lo que me dicen. Aquello no mejora. Llamo a mi ginecóloga pero no consigo que me vea, que me ponga la pomada esa que ya se pasará. No se pasa. De hecho, va a peor. Tengo pavor a volverla a poner al pecho, pero lo hago. Al final vuelvo a las pezoneras porque no soporto el dolor. Cada vez que BB pide yo me pongo nerviosa, lloro, ella llora más, creo que se queda con hambre y vuelvo a ponerla, yo más nerviosa todavía porque no acierta a engancharse, más lágrimas...Llamamos a un servicio de matronas a domicilio y viene una, que hace bastante poco y no soluciona nada. Yo solo quiero que se me vayan curando las grietas. Siento que miles de alfileres se me clavan constantemente y mi sentimiento de culpa crece cada toma que pasa. Llega el día 15 y mi novio tiene que volver al trabajo. Yo sola en casa no me vi capaz de llorar yo, que llore la niña, que no pueda cogerla...así que abandono, definitivamente, la lactancia materna.
Poco a poco me fui enterando que las grietas le aparecen a la mayoría de las mujeres, que hay especialistas que dicen que no es tanto una cuestión postural como el hecho de que es una piel muy sensible y estar todo el día húmeda no hace más que erosionarla y no es hasta que se hace "costra" cuando aquello deja de doler. También me fui enterando de que muchas de mis amigas tuvieron problemas, que unas abandonaron, que otras han estado con pezoneras toda la lactancia, que lloraron mucho...Vamos, lo mismito, solo que unas tenemos menos aguante que otras, supongo.
Lo peor de todo no fue el dolor físico, sino la sensación de que estás haciendo algo mal que todas las mamás saben hacer sin el más mínimo esfuerzo. Te han contado además tantas veces que la lactancia materna en exclusiva es tan importante para tu bebé, que decidir no hacerlo es casi como exponerle a una mala infancia. Así que toda esa presión y la falta de información y apoyo creo que es lo que hizo fracasar mi lactancia. Yo creo que no pasa nada por tomar biberones, BB está feliz y crece y engorda de manera controlada y saludable, no ha cogido ningún catarro ni otitis, ni nada. No pasa nada. No pasa nada. No pasa nada...aún me lo repito muchas veces a lo largo de la semana.
En mi opinión, y solo es una opinión, la LM es mejor que los bibes de fórmula, pero no es tan buena como para suponer una losa sobre las mamás que deciden no hacerlo, porque no pueden, porque no quieren o porque no han sabido. Si yo hubiese estado más tranquila y no hubiese sentido que no poder dar el pecho a mi bebé era signo de ser una mamá peor, quizás ahora estaría dando el pecho. Eso sí, para el herman@ tengo claro que voy a ir preparándome desde mucho antes y que iré a un taller de lactancia y que si aún así la cosa no funciona, pues mira, no será porque no lo he intentado, pero está claro que no pasa nada.