jueves, 24 de febrero de 2011

Actualizaciones II

1.- He estado cerca de semana y media girándole 25 veces la cabeza a BB en cada siesta y al inicio de cada noche para que deje de tener la querencia derechista. Pero BB es un culo inquieto y por las noches no para de moverse, así que cada vez que yo me despertaba ahí estaba ella con la cabeza para el "lado-malo". Ayer fui a Prenatal y encontré las ¡almohadas antivuelco! Reconozco que antes de probarla por la noche dudaba mucho de sus resultados, pero oye, funciona, es más, parece que como BB ya no se puede mover a sus anchas, se duerme antes y más tranquila. 
Por cierto, ¿cuándo dejan los bebés de mover de manera incontrolada los brazos?

2.- Lleva cuatro días sin pedir el bibe de la madrugada...

3.- Por cierto, he encontrado la postura intermedia entre Estivill y González, por si a alguien interesa, Tracy Hogg, a la que llaman Susurradora de Bebés...es (o era) una enfermera/matrona con una habilidad especial para saber lo que querían los bebés en cada momento. 

miércoles, 23 de febrero de 2011

Conversaciones de viejos

Ahora ya no veo apenas nada la tele y cuando la veo no consigo, en general, seguir el hilo de lo que están contando. Tardo alrededor de 30 segundos en empezar a pensar en otras cosas. Lo único que permanece en la parrilla de mi día es Buenafuente, eso desde que lo cambiaron de horario, claro. Justo a esa hora BB se ha quedado más o menos dormida, así que ya tenemos las luces tenues, apenas hay ruidos, y ponemos la tele al 3 (o en un alarde al 4)...de 100 puntos de volumen (mi casa es muy pequeña y no tiene puertas...aún). Vamos, que no se escucha casi nada, pero el miedo a que BB se despierte es tal, que nos ponemos pegaditos a la tele y prestamos muchísima atención. Aún así solemos tener conversaciones de este tipo:

- [risas de mi novio]
Yo: ¿qué ha dicho?
Él: ni idea

A veces nos reímos más con estas conversaciones de viejos sorderas que con BNF.

martes, 22 de febrero de 2011

¿A que te gusta...?

BB tiene un libro nuevo. Uno de esos de cartón gorditos. Es de los colores. Ella no entiende nada pero pone unos ojos de alucine cuando se lo vamos enseñando que son geniales. Todos los días se lo ponemos un ratito delante para que lo vea y le vamos explicando qué es cada cosa y de qué color es, no para que lo entienda, sino porque es más entretenido para nosotros. El otro día su padre se lo empezó a enseñar y, con una risa disimulada y una voz de amor profundo le suelta "¿¿¿A que te gusta el tomateeeee...de los cojoneeeees...???". Nos dio un ataque de risa que BB no debió de entender porque se puso a llorar al minuto. Pero ya no pudimos parar...

Quejas versus alegrías

Hoy he leído un 'tuit' que decía 'Hay gente que solo se levanta por las mañanas para quejarse'. Me da miedo haberme convertido en uno de ellos!!! Así que me he decidido a escribir este post. Sí, me quejo mucho y mucho rato. Es porque soy un tanto cabezacuadrada y necesito racionalizar las cosas, entenderlas y si es necesario encontrar un camino para solucionarlas o tomármelas mejor. Obviamente esto, con un bebé, no funciona. Son animalitos impredecibles e incontrolables. Lo único que se puede hacer es básicamente atenderles sin entender y llevar el día a día con más o menos alegría (que depende sobretodo de las horas de sueño conseguidas esa noche). Yo me quejo de que BB se queja mucho, de que lloriquea mucho rato, de que regurgita y me parece que nunca se le va a pasar, de que no sé qué hacer si darle más comida o no, de los horarios que me los cambia todos los días con la toma de madrugada, de sus berrinches, de las películas tan apetecibles que estoy dejando de ver (doy gracias a BNF por haber pasado a un horario compatible con mi vida), de las veces que me quedo sin comer, de las ocho veces que se le ha caído/ha tirado el chupete antes de quedarse frita y de las otras ocho veces que ha necesitado que me acerque a la cuna esta noche, de que cague una vez cada dos días y unas cantidades tales que la ropa queda casi para tirarla. Y no solo de eso, también del ruido que hacen las obras que parece que siempre hay en mi calle, de lo guarros que son mis vecinos, del coñazo de las juntas de la comunidad, de que no haga ya un sol de primavera para que yo pueda salir con BB sin volver a casa helada y empapada, de que el tiempo se me pasa muy lento, de que...vamos, mis motivos de queja son casi infinitos, ya he dicho que me quejo mucho y mucho rato.
Pero para compensar también he de decir que soy una persona que se alegra profundamente (y externamente) por miles de cosas al día (aunque ahora que paso más tiempo sola y en casa me parece que son menos...), y voy a poner aquí algunas de esas cosas que me causan mucho placer pero que ahora no digo porque estoy en una época difícil. Me encanta que BB se despierte ella sola en la cuna y al verme aparecer se ría,  que se sorprenda al encontrar sus pies en la bañera y se los toque de vez en cuando como sin saber que son suyos, que encontremos casi todos los días una bobada que la hace empezar a carcajear, aunque no sepa y se atragante, eso también me gusta. Que después de echar una cagada de impresión se ría y le de igual que la limpie antes o después, que se duerma ella sola en la cuna, que a veces haya que meterla en la cama con nosotros y sea tan gustoso dormir con ella apretaditas, que le empiece a valer la ropa de 3-6 meses y ya no tenga que estar casi todo el día en pijama. Que no tenga que preocuparme por la comida ni por la limpieza, que ya no tenga que darle el bibe de la madrugada y así puedo dormir un rato seguido sin escuchar moverse a BB en la cuna, que me hayan regalado una diadema de flores por San Valentín, que vayamos camino de la primavera y del verano y nos vayamos de excursión primaveral y familiar (los tres!) en Semana Santa, que me guste mucho (mucho mucho) que seamos tres.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Propósito

No ir a ver ni a la pediatra ni a la enfermera antes de que tengamos que ir a la revisión de los cuatro meses. Ahí queda eso. 

domingo, 13 de febrero de 2011

Actualizaciones

1.- El viernes fuimos al taller de masajes (bis). Me la lió parda. Así, como suena. Se puso a llorar que parecía que en vez de masaje le estaba haciendo alguna especie de tortura. La matrona yo creo que hasta se puso nerviosa porque el resto de los niños empezaron a inquietarse. Creo que voy a practicar en casa y si BB se calma algún día, pues ya vuelvo.

2.- Como era de esperar he vuelto a probar el tamalito pero con variaciones. No lo hago cuando la meto en la cama. Espero a que ella se vaya tranquilizando y cuando ya está casi dormida, la embuto. Oye, mano de santo, se despierta mucho menos y duerme más. Iuju!

3.- Ahora nos ha surgido otro problemilla. Que se le está quedando la cabeza un poco plana de un lado, y es que BB tiene querencia por la derecha. Qué le vamos a hacer. Así que tenemos que concienciarnos de girarle la cabeza cuando duerme, cuando juega, cuando pasea...y ella ha desarrollado una increíble habilidad para ignorarnos. 

jueves, 10 de febrero de 2011

Mi Lactancia

Casi nueve meses preparándote para el parto y el posparto, y sorprendentemente casi nadie te cuenta NADA de la lactancia. ¿Qué pensaba yo? Pues que esto sería coser y cantar, al fin y al cabo lo hace todo el mundo. Vamos, que me lo imaginaba tal cual una vaca dando de mamar a sus terneros, sale el ternero, te lo ponen en la teta, y ya está hecho: A comer!. Y esto mirándonos con amor la una a la otra, claro. Pues no. Nada más lejos de la realidad, al menos para mi y para mucha otra gente con la que día tras día iba hablando.

Yo dejé la lactancia a los 15 día de llegar del hospital. Me dolía tanto todo que no podía ni coger a mi bebé. En el hospital pregunté una y mil veces a las matronas si lo hacía bien, si estaba bien colocada, si ella chupaba con afición, etc. Todo lo que se me iba ocurriendo. La primera noche BB estuvo llorando-comiendo-llorando hasta las cinco de la mañana, lo normal para un recién nacido, vamos. Pero claro, como mamá primeriza yo no sabía nada y me agobiaba que estuviese pasando hambre. El caso es que yo me la ponía al pecho, ella daba dos o tres chupaditas y se sobaba. La quitaba y a lloriquear. Al final apareció una enfermera que me dijo que se la levaba un rato a ver si la tranquilizaba, que yo descansase un poquito. Como ya me habían advertido acerca de las enfermeras-que-dan-bibes-de-apoyo mandé a mi novio a controlar. Yo caí rota en cuanto salieron de la habitación y hasta bien entrada la mañana no amanecí. Y me desperté extrañada porque allí no se oía llorar a nadie. Miré en la cuna y ahí estaba BB como un cesto. Qué raro. Mi novio se despertó y me confesó que la enfermera le había dado no uno, sino tres biberones que había engullido como una loca. Yo me disgusté mucho, si algo me habían dejado claro es que "si quieres una lactancia exitosa no le des biberón de apoyo". Primera regla de oro contravenida.

Llegamos a casa y empezaron is verdaderos problemas. Me salieron grietas. Fui a mi matrona a decírselo y me dijo que eso era un problema de colocación. Cogió a la niña y me la enchufó. Decía que la niña se agarraba bien pero que abría muy poco la boca y que la postura estaba bien. Pero las grietas seguían ahí, cada día más grandes y cada día más sangre y más dolor. Una tarde BB vomitó sangre. Susto. A urgencias. No es nada, es la sangre de las grietas. Espera que llamo al ginecólogo que te diga lo que tienes que hacer. El ginecólogo no viene pero dice que te saques leche con el sacaleches un día, que luego estés otro con pezoneras y luego lo vuelvas a intentar, y mientras tanto suplementas con biberones que no va a dejar de cogerte el pecho por eso.
Hago lo que me dicen. Aquello no mejora. Llamo a mi ginecóloga pero no consigo que me vea, que me ponga la pomada esa que ya se pasará. No se pasa. De hecho, va a peor. Tengo pavor a volverla a poner al pecho, pero lo hago. Al final vuelvo a las pezoneras porque no soporto el dolor. Cada vez que BB pide yo me pongo nerviosa, lloro, ella llora más, creo que se queda con hambre y vuelvo a ponerla, yo más nerviosa todavía porque no acierta a engancharse, más lágrimas...Llamamos a un servicio de matronas a domicilio y viene una, que hace bastante poco y no soluciona nada. Yo solo quiero que se me vayan curando las grietas. Siento que miles de alfileres se me clavan constantemente y mi sentimiento de culpa crece cada toma que pasa. Llega el día 15 y mi novio tiene que volver al trabajo. Yo sola en casa no me vi capaz de llorar yo, que llore la niña, que no pueda cogerla...así que abandono, definitivamente, la lactancia materna.

Poco a poco me fui enterando que las grietas le aparecen a la mayoría de las mujeres, que hay especialistas que dicen que no es tanto una cuestión postural como el hecho de que es una piel muy sensible y estar todo el día húmeda no hace más que erosionarla y no es hasta que se hace "costra" cuando aquello deja de doler. También me fui enterando de que muchas de mis amigas tuvieron problemas, que unas abandonaron, que otras han estado con pezoneras toda la lactancia, que lloraron mucho...Vamos, lo mismito, solo que unas tenemos menos aguante que otras, supongo.

Lo peor de todo no fue el dolor físico, sino la sensación de que estás haciendo algo mal que todas las mamás saben hacer sin el más mínimo esfuerzo. Te han contado además tantas veces que la lactancia materna en exclusiva es tan importante para tu bebé, que decidir no hacerlo es casi como exponerle a una mala infancia. Así que toda esa presión y la falta de información y apoyo creo que es lo que hizo fracasar mi lactancia. Yo creo que no pasa nada por tomar biberones, BB está feliz y crece y engorda de manera controlada y saludable, no ha cogido ningún catarro ni otitis, ni nada. No pasa nada. No pasa nada. No pasa nada...aún me lo repito muchas veces a lo largo de la semana.

En mi opinión, y solo es una opinión, la LM es mejor que los bibes de fórmula, pero no es tan buena como para suponer una losa sobre las mamás que deciden no hacerlo, porque no pueden, porque no quieren o porque no han sabido. Si yo hubiese estado más tranquila y no hubiese sentido que no poder dar el pecho a mi bebé era signo de ser una mamá peor, quizás ahora estaría dando el pecho. Eso sí, para el herman@ tengo claro que voy a ir preparándome desde mucho antes y que iré a un taller de lactancia y que si aún así la cosa no funciona, pues mira, no será porque no lo he intentado, pero está claro que no pasa nada.

Nota

He pensado que estar todo el día con "mi hija", "el bebé", etc., es un rollo, así que he decidido nombrarle BB. Que es como se llamaban todas las cosas relacionadas con ella antes de tener nombre.

lunes, 7 de febrero de 2011

No te preocupes, dentro de...

Quince días se les pasa todo esto y ya empiezan a mejorar. Esto me dijo la pediatra del hospital el día que nos dio el alta. Claro, al llegar a casa y descubrir que tu bebé ha decidido no dormir por la noche, esperas con verdadera ansiedad la llegada del día 15. Pero cuál es tu sorpresa al descubrir que, vale, igual tu bebé duerme mejor por las noches, pero a cambio han aparecido otros 10 problemillas que te quitan parcialmente el sueño (parcialmente porque el agotamiento es tal que podrías quedarte dormida de pie); reflujos, duración de los llantos (advertencia: 1 minuto de llanto desaforado equivale a una hora para los padres), ligereza del sueño, lactancia, etc. Vamos, que no sé si la palabra mejorar fue la adecuada para describir lo que ocurre en los primeros quince días. Como yo me creí a pies juntillas lo de los quince días, me fui al pediatra a decirle, en resumidas cuentas, que no-que no, que a mi niña le pasa algo que las cosas no han mejorado. La respuesta "No te preocupes, cuando cumpla un mes, empezará a dormir mejor, comer mejor, etc.". Yo salí del pediatra tan contenta claro, diciéndome a mi misma, bueno, si he aguantado quince días, quién me dice que no voy a aguantar otros quince, no es para tanto. Y llegó la ansiada fecha del primer cumple mes. Y le digo a mi novio ¿Pero esta es la mejora que nos dijo el pediatra?. Cumplido el mes regurgitaba más, ya no cagaba regularmente, le costaba conciliar el sueño una o dos horas en vez de diez minutillos (que entonces me parecía ya mucho...), etc. Vamos, que mejorar seguía sin ser la palabra que definía la evolución de mi hija. Ooooootra vez al pediatra. "Va bien de peso, serán cólicos, no te preocupes, dentro de un par de meses se le pasan estas cosas". Aún no hemos llegado a cumplir los tres meses, quedan cuatro días y medio, y ¿alguien adivina qué ha pasado desde entonces? Efectivamente, el reflujo sigue ahí, los berrinches se han multiplicado por cuatro, le cuesta tanto quedarse dormida que hay que quedarse con ella acariciándola para que se relaje, llora después de cada toma y la última es que, contentos que estábamos porque por la noche una vez conciliado el sueño, hacía sus 6-8 horitas (con unas cuantas caídas de chupete, eso sí), lleva dos días que se despierta llorando a eso de las 6 de la mañana y no hay tu tía, una hora hasta que se calma y vuelve a dormirse. Mejorar, mejoraaaaaaar...Mañana vamos a la pediatra, supongo que habrá cogido peso y que la siguiente "fecha de mejora" serán los seis meses...espero que esta sea la buena.

sábado, 5 de febrero de 2011

Taller de Masajes

Ayer fue nuestra primera clase de masajes. Es un taller que se imparte en el centro de salud donde di las clases de preparación al parto y es tanto un taller para enseñar que el tacto es una manera de consolar y relajar al bebé, como una forma de ver a otras mamás y poder contar lo que tu madre ya no quiere escuchar más porque tiene la cabeza loca: lo poco que duerme tu niña, lo cansada que estás o lo bien que levanta la cabeza después de tres semanas de insistentes ejercicios sobre su barriga.
Yo estaba tan contenta el jueves porque mi niña llevaba tres o cuatro días haciendo un horario totalmente compatible con la clase de masajes, y es que a mi que se ponga a berrear en público me pone muy nerviosa, miro para todos lados, sonrío como pidiendo disculpas, etc. Que ya sé que llorar es lo que hacen los bebes, pero cuando es solo el tuyo parece que el resto no ha roto un plato en la vida. Pero tanto deseaba que siguiese con esa dinámica, que lo debió intuir y el viernes cambió de tercio y le coincidía la hora de comer  justo con la hora del masaje. Aún así fui. Con dudas, pero fui. Aguantó quince minutos. Más de lo que yo creía también es verdad. Se quedó alucinada con los otros bebés, estaba graciosa la tía allí con los ojos como platos mirando a su compañero de la colchoneta de al lado. Era la primera vez que veía a otros de su "especie". Como digo a los quince minutos hubo que alimentarla y como luego tiene que echar los gases y tiene reflujo y hay que mantenerla erguida, pues nada, se pasó la clase de masaje sin masaje. Pero bueno, yo aprendí algo y el próximo viernes volveremos a intentarlo.
Este taller también me sirvió a mi para ver que mi hija tiene un perolo de tamaño bastante comedido, es raro, porque en mi familia tenemos unos cabezones importantes (acordes con los frontones que lucimos todos), pero supongo que eso lo habrá heredado de su padre. Y también vi que está un poco flaca. La pediatra no nos deja darle más comida por ahora, y eso que apura el biberón como si no le fuésemos a dar el siguiente. Podría buscar un pediatra que me dijese que le diese todo lo que sea capaz de engullir (que creo que es mucho), es lo que tiene la profesión pediátrica, que cada uno dice una cosa,  pero hemos decidido no hacer eso con el médico de la niña, al menos por ahora.
Bueno, resumiendo, que me ha gustado lo del taller. No sé si funcionará como método para relajarla, que es lo que yo necesito, una manera de que no sea tan histérica cuando quiere dormirse, pero lo intentaré. Además es tan gustoso sobar y resobar a un bebé, que aunque no funcione yo lo voy a hacer.

PS. Se me olvidaba...había allí una mamá que no participó en los masajes porque su bebé estaba como un cesto en el carro que, al ver que mi niña echaba sus reflujillos me salta "Eso es porque la mueves mucho después de comer, yo al mío lo dejo en la cuna y luego ya él solo se despierta para echar el gas". Apunto estuve de cogerla y decirle ¿es-to-es-move-e-e-er-la mu-cho? (léase con zarandeo). Manía tiene la gente de opinar de todo, madre.

jueves, 3 de febrero de 2011

Un pintalabios rojo

Una de las cosas que no sabía de la baja de maternidad, es que a poco que te descuides te acabas convirtiendo en "la chica del pijama". Los primeros días, incluso semanas, es comprensible, no sabes de dónde sacar un hueco para ducharte con tranquilidad, no digamos ya para ponerte la mascarilla del pelo. Si no te duchas ya empiezas mal, porque tampoco te arreglas mínimamente. Maquillarte ya no digamos. Además aún quedan restos de esos kilos del embarazo y yo cogí tanta manía a los dos pantalones y camisas que tenía (prestados, que si no los habría quemado), que el día que llegué del hospital los metí en una bolsa y los escondí (bien escondidos porque ahora mismo ni idea de dónde están) en lo más profundo del trastero, así que no pensaba sacarlos. Así que me pasé en torno a dos semanas con unos leggings negros y algunas camisetas viejas. Las dos semanas fueron las que tardé en abandonar la lactancia (esta es otra historia, demasiado larga para incrustarla aquí). Durante esos quince días me salieron grietas y me dijeron que tenía que estar con las tetas al aire el mayor tiempo posible. Claro, en veranito eso es fácil, pero en pleno noviembre con un frío importante, lo único que se nos ocurrió fue coger todas esas camisetas viejas y hacerles agujeros para no cubrir las tetas. Esto ya fue la guinda del pastel en cuanto a mi deplorable aspecto. También me dijeron que les tenía que dar el sol (sí, sí, a las lolas), como en invierno el sol brilla por su ausencia y mi casa tiene ciertas limitaciones añadidas, pues en cuanto se colaba un rayo de sol en mi salón ahí que me iba yo, la vecina de enfrente (gracias que debe ser anacoreta y ha abierto tres veces en un año sus ventanas) debió alucinar si me pilló alguna vez. Mi novio quiso hacerme alguna foto, pero obviamente me negué.
No es necesario llegar a este estado de dejadez, no tener que agujerear camisetas ayuda mucho de cualquier manera. Poco a poco yo me he ido imponiendo la costumbre de que en la primera o segunda siesta matutina de la niña (mejor en la primera y rápidamente porque no sabes lo que va a durar ni si va a haber segunda) me arreglo casi a conciencia. Incluso hay veces que me marco un vestido, toma. Y me maquillo, aunque yo soy de cara lavada de toda la vida, ahora me maquillo. Lo último es que me compré un pintalabios rojo, muy rojo, y me lo pongo para estar en casa. Me siento mamásuperglamurosa.

martes, 1 de febrero de 2011

Los libros que posiblemente NO haya que leer

Yo soy de ese tipo de personas que lo lee todo. Cuando digo todo, es TODO. Me leo las instrucciones de los aparatos electrónicos (me encantan), los catálogos que vienen con el periódico, las instrucciones para usar un champú aún a sabiendas de que lo usaré exactamente igual que siempre. Cuando tengo que comprar algo hago un estudio de mercado, comparo precios, leo reseñas en internet (creo que internet es lo peor que nos puede pasar a la gente obsesiva), hablo con los dependientes (esto lo sigo haciendo pero siempre acabo echando pestes del oficio de vendedor porque me parece que no tienen ni idea) y me aprendo de memoria (repito, de memoria) las especifícaciones de los cuatro o cinco últimos productos que están en mi lista. Y hago un excel, eso por supuesto, soy de la generación que no puede hacer nada si no hay excel de por medio. Dicho esto, imaginad lo que significa entonces tener un bebé. Toda la información era poca. Bueno, después de 40 semanas de embarazo y casi 12 semanas de bebé me he dado cuenta de que casi toda la información sobra. Mi proceso evolutivo ha sido el siguiente:
1.-Todo se puede buscar en internet: Mala idea. La primera entrada que sale seguro que es de Foro en Femenino. Da igual que sea hacer un torniquete, cambiar las bujías al coche o saber cómo tiene que ser la caca de tu preciosidad estreñida. Foro en Femenino tiene la respuesta. De hecho, unas 100 personas de Foro en Femenino tienen opinión y solución a tu problema. Mi consejo: no busques en internet. Yo estoy intentando dejar de hacerlo.
2.-Todo está escrito en algún libro: seguro que casi todas las embarazadas tenemos el libro "Qué esperar cuando se está esperando". Este libro está bien. El embarazo al fin y al cabo es un estado muy controlado. Yo he tenido la tentación de hacerme con el siguiente tomo, algo así como "Qué esperar el primer año" (esta tía supo hacer negocio). Esta vez superé mis ansias de información y al empezar a darme cuenta de que por mucho que leyese cómo es el llanto de un bebé cuando tiene hambre no iba a saber reconocerlo en mi propia hija, decidí dejarlo en la tienda. Mi consejo: seguro que lo que pone en los libros vale para la mayoría de los bebés, pero para el tuyo no.
3.-Problemas específicos (en general ¡¡por qué no se duerme!!): Libros de cómo enseñar a dormir a tu hijo o cómo cuidarle...Este es un mundo que cada vez me da más miedo. Digamos que en mi casa hay dos (y me sobran ya ambos), Estivill y González. El uno por y para el conductivismo y el otro para y por la crianza con "super-apego". Como dice una amiga que va por su segundo hijo: "Yo intento que duerma en la cuna, pero cuando te mueres de sueño pues que venga Estivill a levantarse y consolarla cada 3 minutos contados. Y si está diez minutos lloriqueando en la cuna y acaba durmiéndose, que venga González a decir que se está sintiendo abandonada". Mi consejo: mejor no ser fundamentalista de nada, vete tu a saber qué es lo que quiere tu bebé en cada momento. 

Yo ahora estoy en mi cuarto estadio. Este blog y un libro antiquísimo (no tanto pero lo parece) que se llama Tu Hijo, del Dr. Spock (suena a coña...). El libro lo he comprado. Lo dudé mucho, muchísimo, pero al final dije, como es de la casa del libro si veo que no me va, lo devuelvo y santaspascuas. Pero me gusta. No dice nada en realidad, es como una terapia para mamás (y papás que quieran leer...pero en general tienen menos tiempo y son menos obsesivos, gracias al cielo). Básicamente dice que todo, todo, es normal, pero que también es normal que te preocupes, te pongas nerviosa, a veces grites o te desesperes. Está bien que esté escrito y lo puedas leer cuantas veces necesites. Yo me siento un poco menos "malamadre".